Durante
más de un siglo, se ha creído que una especie de ranas arbóreas,
descubierta por un naturalista británico en 1870 y que se encuentra
expuesta en el Museo de Historia Natural de Londres,
estaba extinta. Hasta ahora.
Un grupo de científicos, encabezado por el
indio Sathyabhama Das Biju, ha redescubierto a las ranas —a las que han
llamado Frankixalus— en
distintos puntos de las selvas del noreste de India. Además, creen que
podrían estar habitando en una amplia franja de China y Tailandia.
"Es un descubrimiento emocionante, pero esto no quiere decir que las
ranas estén seguras", ha declarado Biju en el diario británico The Guardian.
El científico espera que este hallazgo sirva para crear una mayor
conciencia social de los peligros del desarrollo humano para los
animales.
Las ranas fueron halladas en cuatro regiones de India situadas a una
gran altura, pero donde algunas áreas forestales ya habían sido taladas y
quemadas en 2014 para el desarrollo agrícola, el asentamiento humano y
la construcción de carreteras. Además, el desarrollo económico
de la última década en el país del sur de Asia también ha propiciado el
aumento de la contaminación a la que esta especie es especialmente
sensible. "Esta rana se enfrenta a un estrés extremo y podría
extinguirse de verdad simplemente por la pérdida de su hábitat", ha
explicado Biju.
El hallazgo se produjo de casualidad. El científico ha relatado que su equipo llevaba buscando otros anfibios
desde 2007 cuando, una noche, escucharon "una orquesta musical que
llegaba de las copas de los árboles".
Observaron el fenómeno y
estudiaron el aspecto exterior de las ranas y las características de su
esqueleto, pero no fue hasta que secuenciaron su código genético cuando
confirmaron que se trataba de un nuevo género. Y, sorprendentemente,
descubrieron que poseían el mismo ADN que otras ranas provenientes de
China bajo una identidad equivocada.
Biju —conocido en la comunidad científica por haber descubierto 89 de
las 350 especies de ranas más importantes de India—cree que las ranas
llevan ocultas tanto tiempo al ojo humano por su estilo de vida secreto;
viven en agujeros de árboles de hasta 6 metros de altura o escondidos
entre los arbustos. Otros expertos, apunta The Guardian, opinan que se debe a que casi ningún científico investiga en esa región.
FUENTE: El País
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