Cada año más de 38 millones de animales, sobre todo aves, son
retirados de sus habitats y comercializados de forma ilegal en Brasil,
uno de los países con mayor biodiversidad del planeta y donde más
incidencia tiene el tráfico de especies.
“La mayoría de animales comercializados tienen como destino ser
mascotas de la gente, pero también hay coleccionistas que compran
especies raras en vías de extinción. O incluso empresas farmacéuticas
que llevan a cabo operaciones de biopiratería con arañas o sapos”,
explicó Dimas Marques, investigador de la Universidad de Sao Paulo.
Aseguró que el 80 por ciento de las especies traficadas son pájaros y
que, a pesar de que Brasil supone entre un 5.0 y un 15 por ciento total
del comercio ilegal mundial de especies, la diferencia del país
sudamericano con otros como Indonesia o Tailandia es que la compraventa
es para consumo del mercado doméstico.
“Brasil no es un país exportador de animales. El 60 ó 70 por ciento
de las especies comercializadas ilegalmente son para el mercado
brasileño”, subrayó Marques, cuyo trabajo se centra en el estudio y
combate del tráfico de especies.
Organizaciones no gubernamentales como Freeland Brasil y Profauna
llevan años alertando de este tráfico de animales, que es perceptible a
la vista de todos en mercados callejeros en ciudades de Río de Janeiro,
Sao Paulo o Salvador de Bahía, donde comerciantes venden sin
autorización, por ejemplo, papagayos protegidos.
Una especie comercializada ilegalmente puede costar incluso 10 veces
menos que otra que sigue todo el procedimiento legal, que exige medidas
veterinarias para no poner en riesgo la salud pública en las grandes
ciudades, recordó Marques.
“Hay especies que desarrollan enfermedades que pueden ser
transmitidas a las personas, por ello es tan importante realizar el
proceso de extracción y comercialización de forma vigilada”, apuntó.
Dimas denunció una falta de planificación en la lucha contra el tráfico de animales y
criticó que el Gobierno solo invierta en medidas punitivas –aprehensión
de especies-, mientras la legislación es a su juicio poco severa.
“Si te agarran traficando con especies, da igual si es una o miles al
mismo tiempo, solo te arriesgas a una pena de entre seis meses y un año
de prisión”, explicó.
FUENTE: Sipse
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