Según alertan los investigadores, Norteamérica podría ser el próximo sitio de actuación del hongo; un área que alberga el 50% de las especies de salamandras del planeta. La solución: impedir la introducción de animales europeos para que la enfermedad no se extienda por el continente.
“La evidencia sugiere que estamos en un punto crítico para proteger la biodiversidad global de anfibios, estableciendo políticas para prevenir la expansión del hongo”, alertan los investigadores.
El patógeno parasita la piel de ranas y salamandras, un órgano especialmente sensible para unos animales que respiran por ella. Las úlceras son fácilmente visibles a simple vista, y causan la muerte en dos o tres semanas.
FUENTE: El Confidencial
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