Aunque el origen del hongo se sitúa en Asia, las primeras epidemias
tuvieron lugar en los Países Bajos, desde donde el microorganismo se
extendió a Bélgica, Alemania y Reino Unido.
Según alertan los
investigadores, Norteamérica podría ser el próximo sitio de actuación
del hongo; un área que alberga el 50% de las especies de salamandras del
planeta. La solución: impedir la introducción de animales europeos para
que la enfermedad no se extienda por el continente.
“La evidencia
sugiere que estamos en un punto crítico para proteger la biodiversidad
global de anfibios, estableciendo políticas para prevenir la expansión
del hongo”, alertan los investigadores.
El patógeno parasita la piel de
ranas y salamandras, un órgano especialmente sensible para unos animales
que respiran por ella. Las úlceras son fácilmente visibles a simple
vista, y causan la muerte en dos o tres semanas.
FUENTE: El Confidencial
No hay comentarios:
Publicar un comentario