Se trata del primer insecto chileno en entrar en
esta lista, luego que su población disminuyera en 90% tras del ingreso
de otras especies extranjeras.
Por años las especies de la flora y
fauna chilena estuvieron protegidas de amenazas externas como plagas y
otros animales peligrosos gracias a las barreras naturales que
representan la cordillera, el mar y el desierto. Esta conformación
natural ayudó a preservar un complejo, pero a la vez delicado ecosistema
que hoy podría perder una especie que por años a ayudado a conservar este equilibrio.
Se trata del Bombus dahlbomii, más
conocido como abejorro o moscardón chileno, el cual se convirtió en el
primer insecto de nuestro país en entrar en la lista de peligro de
extinción de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esto luego de que número se redujera en un 90% en los últimos años.
Una disminución que está relacionada con
la inserción de sus parientes abejorros europeos (Bombus terrestris y
Bombus roderatus), traídos en los 90 para ayudar en la polinización de distintas especies de frutales. Antes de esa fecha era común ver a este insecto entre las regiones de Coquimbo y Magallanes.
Pero luego de esta fecha, los abejorros
chilenos se comenzaron a contagiar con algunos parásito externos como
ácaros e internos traídos por estos nuevos insectos que defecaban en
las mismas flores desde donde se alimentaban los nativos. Además, estos
parásitos contagian posteriormente a la colonia y a la reina la que
puede quedar estéril, imposibilitando el posterior nacimiento de nuevos
moscardones.
José Montalva, biólogo y director de la campaña “Salvemos nuestro abejorro” se ha dedicado a la conservación y solución de este problema que amenaza el abejorro chileno. “Que haya entrado a la lista de la UICN marca un precedente para que otros insectos chilenos puedan ingresar. En general, son pocos los insectos que se toman en cuenta en temas de conservación”, señala en entrevista con La Tercera.
Se trata de uno de los abejorros nativos
más grande del mundo, el que se diferencia del extranjero por su color
anaranjado, que lo distingue del foráneo que es amarillo y posee rayas
negras.
La función de los abejorros resulta un
complemento al trabajo de la abeja, que tiene algunos problemas con el
clima frío, señala Patricia Estay, ingeniero agrónomo y encargada del
Laboratorio de Entomología del Instituto de Investigaciones
Agropecuarias (Inia) La Platina, “Cuando las abejas por
temperaturas inferiores a 14°C no pueden trabajar o cuando se cultiva
bajo condiciones de invernadero, el abejorro colecta polen y néctar bajo
los 5° C”.
Además, estos insectos son capaces de
realizar una trasferencia mayor de polen, debido a que tiene una mayor
pilocidad que la abeja. Esto se suma a la capacidad de trabajar por
largas horas, desde el amanecer al atardecer, donde son capaces de
visitar entre 10 a 14 flores por minuto.
FUENTE: El Dínamo
No hay comentarios:
Publicar un comentario