Montañas de Ruhengeri, Ruanda. El
misterio y la belleza de África se pueden ver a través de los ojos de
Ugenda. Él sabe que lo observan y no tarda en marcar territorio orinando
sobre las espesas matas de ortiga que rodean su hábitat. Este hermoso
gorila lomo plateado (gorila de montaña) es uno de los 700 que quedan en
todo el mundo y poder verlo, a tan solo un metro de distancia, es un
verdadero regalo.
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Los conflictos que se han reavivado en el
llamado continente negro, en el último año y medio, no solo tienen en
riesgo a las mujeres y niñas que son abusadas y violentadas y a los
niños y jóvenes reclutados por grupos milicianos. Los gorilas también corren peligro que se incrementa alarmantemente.
El mundo los conoció gracias a las
investigaciones que la zoóloga y conservacionista estadounidense Dian
Fossey hizo durante 22 años y que la actriz Sigourney Weaver inmortalizó
en la cinta cinematográfica Gorilas en la niebla, tras el brutal
asesinato de Dian a manos de las redes de cazadores en las faldas de las
montañas de Ruanda, en diciembre de 1985.
Quienes prefieren ir a África, a una zona
altamente convulsionada política y militarmente, a observar gorilas y no
safaris de elefantes y leones, es porque saben la importancia de que
esta sea la segunda especie en vía de extinción en el mundo, luego de
los osos polares.
Los gorilas que aún sobreviven se ubican a lo
largo de las montañas de Virunga, en la triple frontera que conforman
Uganda, Ruanda y el Congo, en África Oriental.
Algunos han sido protegidos y acostumbrados a la presencia humana.
En el Parque Nacional de los Volcanes (Ruanda), están identificados en
10 familias que tienen entre ocho y trece integrantes contando al macho
alfa, la hembra madre, los tíos y las crías.
FUENTE: El Tiempo
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