El Zoo de Barcelona sacrificó a principios de diciembre
a dos crías de antílope. Una de ellas padecía malformaciones. La otra
nació lozana, sana. La decisión se tomó por la carencia de espacio y
medios en las instalaciones de la Ciutadella, y por la necesidad de
controlar la población y la reproducción de especies. Esta es una
práctica más habitual de lo que podría parecer.
El sector prefiere
denominarla con la voz inglesa 'culling', que no significa otra cosa que
sacrificar animales. Las entidades Libera! y Depana han denunciado al zoo ante
la Generalitat por el sacrificio del animal que vino al mundo sin
complicaciones. Ninguna discusión respecto al que apenas tenía
esperanzas de vida.
Las asociaciones acusan al parque de la muerte intencionada e injustificada de esta cría de antílope asiático, hecho que consideran "una vulneración muy grave"
de la ley que regula los parques zoológicos. Marta Gomà, presidenta de
Depana, califica la decisión de "indefendible". "Hablamos de sacrificio
porque quizás muerte suene demasiado grueso, pero en ningún caso es
eutanasia, puesto que se trata de un ser vivo en buen estado, no de
uno que sufre", advierte.
FUENTE: El Periódico
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