Las grandes masas de hielo flotantes del océano Antártico 'secuestran'
el dióxido de carbono, lo que contribuye a reducir el impacto del
calentamiento global.
Un equipo de investigadores del Departamento de Geografía de la
Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, coordinado por el experto
en Ciencias de la Tierra Grant Bigg, ha averiguado que los grandes icebergs que
salpican el océano Antártico juegan un papel clave en el ciclo del
carbono en esa región. De hecho, algunas de estas estructuras, de más de 18 kilómetros de largo, retienen grandes cantidades de CO2 e impiden que llegue a la atmósfera.
Para ello, han analizado 175 imágenes de satélite entre 2003 y 2013
que muestran los cambios de coloración en el mar cercano a estas masas
de hielo. Este fenómeno refleja la actividad del fitoplancton, una
comunidad de diminutos organismos acuáticos fotosinténticos que fijan el
carbono y constituyen la base de la cadena alimenticia oceánica.
Así,
han observado que el agua que se derrite de los grandes icebergs,
cargada de hierro y otros nutrientes, impulsa aún más de lo que se creía
el desarrollo de esos microorganismos, incluso a cientos de kilómetros de distancia.
Hasta ahora, se pensaba que este proceso de fertilización no
contribuía especialmente a que el mar retuviera más o menos carbono. No
obstante, Bigg y sus colaboradores, que han publicado sus conclusiones
en la revista Nature Geoscience, creen que, en realidad, determina el almacenamiento de hasta el 20% de este elemento en todo el océano Antártico.
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