El aumento de los niveles de CO2 en el mar podría tener
graves consecuencias para el sector pesquero mundial. Según revela el
primer análisis global del impacto en los océanos de las emisiones
procedentes de combustibles fósiles, estos han alcanzado un nivel lo
suficientemente alto para intoxicar a los peces. Lo más preocupante es que ha ocurrido mucho antes de lo que se pensaba.
El estudio, que se publica en la revista Nature,
está dirigido por el doctor Ben McNeil, del Centro para la
Investigación sobre el Cambio Climático de la Universidad de Nueva Gales
del Sur. "Nuestros resultados nos dejaron atónitos y tienen importantes
implicaciones para la pesca mundial y los ecosistemas marinos de todo
el planeta", sostiene McNeil.
Las altas concentraciones de dióxido de carbono causan en los peces una enfermedad conocida como hipercapnia,
que consiste en una cantidad excesiva de CO2 en la sangre. La
intoxicación a la que se ven sometidos los peces les provoca
desorientación. Básicamente, se pierden en el mar. El dióxido de carbono
afecta al cerebro y pierden el sentido de la orientación y
la capacidad de volver a casa. La confusión llega hasta el punto de que
no son capaces de reconocer dónde están sus depredadores.
El
efecto de la hipercapnia se ha documentado en especies jóvenes,
principalmente en peces que viven en los arrecifes como el pez payaso y
el pez damisela. McNeil afirma que también hay cada vez más evidencias
que indican que el comportamiento de los salmones jóvenes, del bacalao
del Atlántico, del lenguado, de la escorpina, del calamar y de los
tiburones costeros también está afectado por la hipercapnia. Pero aún
hay mucho desconocimiento.
"Es posible que muchas otras
especies se hayan adaptado a altas concentraciones de CO2 sin ningún
efecto y aún queda mucho trabajo por hacer para entender cómo afectará
la hipercapnia a los innumerables organismos marinos en el futuro".
FUENTE: El Tiempo
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