lunes, 16 de noviembre de 2015

Ecuador cuenta con su primera encubadora de huevos de Cóndor

La primera incubadora para huevos de cóndor en el Ecuador surgió con la ilusión de transformar diseños en papel en una máquina real. Danny Ron, de 27 años, graduado de Ingeniería en la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), escuchó, hace un año, hablar sobre un posible proyecto para repoblar de cóndores el país y se volcó a la investigación y el diseño.

Según el censo realizado en el 2009, la población de estas aves emblemáticas en el país era de menos de 50 individuos en estado silvestre. La tasa de reproducción es muy baja, pues ponen alrededor de un huevo por año. A raíz de esta cuantificación se creó el Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino (Gntca), en Ecuador, donde participan varias instituciones, entre ellas Tueri, la clínica veterinaria de la USFQ.

Los huevos de cóndores son incubados en una máquina 
 
Fue allí que Soria conoció al veterinario Andrés Ortega y al coordinador del Fondo Tueri, José A. Campaña, quienes le dieron los parámetros para construir la incubadora, según la Bioandina en Argentina.

Empleando unas cajas de madera y un ovillo de lana para medir la humedad, los argentinos han logrado una incubadora 100% eficiente.  Liberaron 58 cóndores nacidos en cautiverio, de los cuales 48 fueron soltados en la costa atlántica, donde se habían extinguido hace 200 años. Así cuenta Max Araujo, especialista en cóndores, quien estuvo de voluntario en Bioandina y pudo observar el proceso.

La nueva incubadora ecuatoriana es 23 años más joven que la argentina. Consiste en una caja formada por dos capas de acero inoxidable que envuelven a una de poliuretano para conseguir un aislamiento total. Dentro de la caja hay un calentador y un ventilador que distribuye el calor. Por un tubo llega el agua evaporada producida por un humificador exterior.

En el centro yace una pequeña canasta ovalada de 15 cm de largo y 7 cm de diámetro donde el huevo encaja perfectamente. Cada ocho horas, la cápsula metálica rota 180 grados. El movimiento recrea el comportamiento natural de los padres, quienes mueven al huevo para que el embrión no se adhiera a las cáscaras o a la cámara de aire, caso contrario moriría. Como receta de cocina, los argentinos establecieron que 50% de humedad y 36,5°C de calor recreaban las condiciones naturales para la incubación, cuenta Ortega.

Sin embargo, a los 2 355 msnm de Cumbayá existe menos presión atmosférica que en Buenos Aires; por lo tanto, la temperatura y la humedad que se deben aplicar son mayores. Después de ocho meses de trabajo, Ron finalizó su proyecto de tesis y la incubadora estuvo lista para ser probada. Al poco tiempo, en junio de este año, Ortega recibió una llamada de la Hacienda Zuleta informándole que una pareja de cóndores -Ayllu e Inti- había traído al mundo un huevo.
 
Cuando se retira un huevo, dentro de las primeras 12 horas de puesto, los padres continúan su etapa reproductiva y vuelven a poner otro, explica Araujo. Así se puede incubar artificialmente un huevo mientras los padres cuidan otro, dando como resultado dos pichones. El primer huevo, de 345 g, fue infértil, pero sirvió para definir las condiciones óptimas para la cría de cóndores en el país.
Así, el equipo de investigadores estableció que el huevo de cóndor en Ecuador debía estar en un ambiente con 75% de humedad y 37 C°. “Fue un reto, porque hay poca información con respecto al tema, ahora viene el tema de investigación biológica: incubación y crianza de cóndores”, dice Ron. Hoy, los científicos están a la espera de un nuevo huevo y, con la confianza de que esta vez sea fértil.


FUENTE: El Comercio

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